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Descubre tus fuerzas creadoras y motivadoras

Imagen de perfilSara Martín
manos chicas sobre mesa de ordenadores  

Lo que te traigo hoy es demasiado potente por eso te pido que tomes asiento y pongas todos tus sentidos a trabajar durante unos minutos. ¿Sabías que existen dos fuerzas creadoras y dos fuerzas motivadoras que rigen la estructura de cómo piensas, sientes, actúas…? ¡Vamos a descubrir las tuyas!

Estoy segura de que una de las fuerzas creadoras ya la conoces, el amor, y ¿sabrías decirme cuál es su contraria? Cuando hago esta pregunta la gran mayoría de las veces me responden “el odio”. Si has pensado así te voy a hacer el primer gran descubrimiento, la fuerza contraria al amor es el miedo.

¿Y qué hay de las fuerzas motivadoras? Estas son el placer y, su contrario, el dolor.

El gran motivador del cambio es el dolor. No falla. La mayoría de las personas necesitan acercarse al dolor para cambiar y tomar la responsabilidad de su vida. Aunque se sientan incómodos en su zona de confort no salen de ella hasta que ocurre algo que les proporciona el suficiente dolor como para cambiar. Así funcionan, si no hay suficiente dolor no hay cambio. Y si no hay cambio seguirán girando en la misma rueda de la vida una y otra vez.

 

La repetición es la base del aprendizaje y sé que el patrón de huida está muy arraigado. La huida sirve, fundamentalmente, para situaciones de miedo físico. Cuantas más acciones de huida o de “tapar las cosas” lleves a cabo, más fuerte será la retroalimentación. ¿Esto que significa? Que estarás reforzando conductas que te alejan de ti misma. Por esto resulta de vital importancia que te escuches y actúes en base a tu sabiduría interna. Tú yo más profundo ya sabe cuál es el camino.

Y si te alejas del dolor, ¿hacia dónde vas? Exacto, al placer. No sé si alguna vez has hecho alguna dieta. Lo que he presenciado la mayoría de las veces es una restricción enorme que a la larga genera ansiedad, desmotivación, frustración y malestar. En 2014 el 81% de las personas que hacían dietas acababan abandonándolas pese a que el 76% no estaban satisfechas con su peso actual.

Cuando las cosas se ponen complicadas, ¿qué sueles hacer? Ir a fuentes de gratificación inmediata (en el caso de las dietas: bollería industrial, alimentos altos en grasas trans y altos en azúcares…).

 

Por eso insisto siempre tanto en que hagas tu viaje hacia tu verdadero yo, el profundo, el sabio. Conocerte a ti misma hará que obtengas herramientas súper poderosas y te alejará de estas gratificaciones inmediatas no tan beneficiosas para ti.

Para que todo lo que te he contado tenga sentido tenemos que dar espacio a las dos grandes fuerzas que crean todo: el amor y el miedo.

 

Del amor podría estar escribiendo días y días, incluso años. Para mí es el motor del Universo, es la propia Vida. Que tú estés aquí, hoy, leyendo esto ya ha sido un gesto de amor. Hacia mí, hacia ti. Estamos vivos por amor. El amor es acción, es crecimiento. El amor te eleva y te impulsa.

Su contrario, el miedo, quizá no sea tan generoso pero en muchas ocasiones sí igual de necesario. En este caso no hay buenos ni villanos, hay interpretaciones, la que tú le des a las cosas. Existen dos grandes tipos de miedo: el miedo físico y el miedo psicológico. El miedo físico tiene que ver con una amenaza real, aquí y ahora. Y el miedo psicológico con algo que nosotros procesamos mentalmente e interpretamos como real llegando incluso a generar reacciones físicas. El miedo físico actúa de alarma, activa el instinto de supervivencia que tienes tan arraigado en ti desde hace muuuuchos años. El conflicto con el miedo psicológico es que activa este mismo instinto sin una amenaza real. ¿Qué pasa cuando lo activas? Que te lleva al pánico y a la paralización. Y sin acción no hay reacción.

El miedo no hay que lucharlo, hay que aceptarlo. Cuando lo luchas obtienes más de eso. Acéptalo, míralo de frente y actúa como realmente lo harías si no tuvieras miedo. Ya eres poderosa, ya eres valiente, ya eres AMOR.